La función y la estructura del COI

El Comité Olímpico Internacional (COI) es un catalizador de colaboración entre todos los miembros de la familia olímpica (comités olímpicos nacionales, federaciones internacionales, atletas, comités organizadores de los Juegos Olímpicos, asociados TOP, emisores y agencias de las Naciones Unidas) y cultiva el éxito a través de una serie de programas y proyectos que dan vida a los valores olímpicos. En consecuencia, el COI garantiza la organización regular de los Juegos Olímpicos, presta apoyo a todas las organizaciones miembros afiliadas al Movimiento Olímpico y anima vivamente, con los medios adecuados, a la promoción de los valores olímpicos.

Según la Carta Olímpica, la función del COI es:

  • Estimular y apoyar la promoción de la ética y la buena gobernanza en el deporte, así como la educación de la juventud a través del deporte, y velar por que se imponga el juego limpio y se excluya la violencia en el deporte;

  • Estimular y apoyar la organización, el desarrollo y la coordinación del deporte y de las competiciones deportivas;

  • Garantizar la celebración regular de los Juegos Olímpicos;

  • Cooperar con las organizaciones públicas y privadas, así como con las autoridades competentes, a través de sus dirigentes, con objeto de poner el deporte al servicio de la humanidad, promoviendo así la paz;

  • Adoptar medidas para reforzar la unidad y proteger la independencia del Movimiento Olímpico;

  • Oponerse a todo tipo de discriminación que afecte al Movimiento Olímpico;

  • Estimular y apoyar la promoción de las mujeres en el deporte, a todos los niveles y en todas las estructuras, con objeto de llevar a la práctica el principio de igualdad entre hombres y mujeres;

  • Dirigir la lucha contra el dopaje en el deporte;

  • Fomentar y apoyar medidas que protejan la salud de los atletas;

  • Oponerse a todo abuso político o comercial del deporte y de los atletas;

  • Estimular y apoyar los esfuerzos de las organizaciones deportivas y de las autoridades públicas para asegurar el futuro social y profesional de los atletas;

  • Estimular y apoyar el desarrollo del deporte para todos;

  • Estimular y apoyar una actitud responsable en los problemas de medio ambiente, promover el concepto de desarrollo sostenible en el deporte y exigir que los Juegos Olímpicos se celebren en consecuencia;

  • Promover un legado positivo de los Juegos Olímpicos para las ciudades y los países anfitriones;

  • Estimular y apoyar las iniciativas que asocian el deporte con la cultura y la formación;

  • Estimular y apoyar las actividades de la Academia Olímpica Internacional (AOI) y demás instituciones que se dedican a la educación olímpica.

Los presidentes del COI

A pesar de una generalizada creencia, Pierre de Coubertin, el restaurador de los Juegos Olímpicos, no fue el primer presidente del COI. De hecho, en virtud de una regla que estipulaba que el presidente debía proceder del país que iba a acoger los próximos Juegos, el primer presidente del COI fue el griego Demetrius Vikelas. Sin embargo, esta regla se modificó rápidamente; se pueden encontrar todos los cambios en las diferentes ediciones de la Carta Olímpica. Por esta razón, el COI ha tenido pocos presidentes y la duración de su mandato ha sido muy variable.

En la actualidad, la Norma 20 de la Carta Olímpica dispone que el presidente es elegido por votación secreta por un periodo de ocho años, que se puede renovar una vez por un periodo adicional de cuatro años.

Los presidentes del COI
Demetrius Vikelas (GRE) 1894 – 1896
Pierre de Coubertin (FRA) 1896 – 1925
Henri de Baillet-Latour (BEL) 1925 – 1942
J. Sigfrid Edström (SWE) 1946 – 1952
Avery Brundage (USA) 1952 – 1972
Lord Killanin (IRL) 1972 – 1980
Juan Antonio Samaranch (ESP) 1980 – 2001
Jacques Rogge (BEL) 2001 – 2013
Thomas Bach (GER) 2013 –

 

Los miembros

En la primera lista de miembros del COI, establecida en 1894, figuraban 15 personas. Actualmente, esta cifra es de 102, incluidos el presidente y los vocales de la comisión ejecutiva. Hoy en día, el COI tiene también 34 miembros honorarios, un miembro de honor y un presidente de honor. La composición actual de la asamblea general del COI, la Sesión, refleja el importante papel que desempeñan también los demás miembros de la familia olímpica. La Carta Olímpica recalca este punto: en ella se estipula que 15 representantes de los distintos componentes de la familia olímpica (personas que ocupan puestos directivos en una FI o un CON, atletas miembros de la comisión de atletas) pueden convertirse en miembros del COI. De los miembros actuales del COI, 41 han participado en unos Juegos Olímpicos como atletas. Entre ellos, 28 son medallistas olímpicos. En los últimos años, la composición del COI también ha evolucionado en cuanto a la representación femenina. En 1981, Pirjo Häggman y Flor Isava Fonseca fueron las primeras mujeres miembros del COI. Hoy en día, hay 24. Y otras cuatro son miembros honorarias.

La Sesión

La Sesión es la asamblea general de los miembros del COI. Se reúne, al menos, una vez al año. Es el órgano supremo del COI, y adopta, modifica e interpreta la Carta Olímpica. Sobre la propuesta de la comisión ejecutiva, la Sesión elige a los miembros del COI. También elige las ciudades sede de los Juegos Olímpicos.

La comisión ejecutiva

La comisión ejecutiva asume la responsabilidad general de la administración del COI y la gestión de sus asuntos. Aparte del presidente, son los vocales de la comisión ejecutiva quienes se encargan de supervisar los distintos asuntos administrativos del COI. La comisión ejecutiva se creó en 1921 y está formada por el presidente del COI, tres vicepresidentes y diez miembros. Todos ellos son elegidos por la Sesión, mediante votación secreta y por mayoría, para un mandato de cuatro años. Los vocales no pueden ejercer más de dos mandatos consecutivos, aunque pueden ser elegidos de nuevo tras un periodo mínimo de dos años.

Las comisiones

El presidente del COI constituye comisiones especializadas o grupos de trabajo con el objetivo de estudiar determinadas cuestiones o de formular recomendaciones a la comisión ejecutiva. Algunas comisiones son mixtas: incluyen a miembros del COI, representantes de federaciones deportivas internacionales y comités olímpicos nacionales, atletas, expertos técnicos, asesores y especialistas del deporte. En 2013, 25 comisiones prepararon las recomendaciones para la comisión ejecutiva.
Una de las comisiones más recientes, creada por el presidente Juan Antonio Samaranch en 1999, es la comisión de ética. La integridad del Movimiento Olímpico va mucho más allá de los principios fundamentales y del juramento que prestan los atletas en los Juegos. A través de la comisión de ética o la comisión médica, así como de los esfuerzos desplegados para luchar contra la explotación comercial excesiva de la imagen o el nombre de los atletas, el COI pretende hacer respetar sus principios éticos y fundamentales en un mundo en constante evolución. Pueden encontrar más información sobre las otras comisiones en las hojas informativas y las publicaciones específicas.

La administración

La administración del COI se halla bajo la responsabilidad del director general, Christophe De Kepper, quien, bajo la autoridad del presidente y con la ayuda de los directores, garantiza su dirección. Las principales misiones de la administración son la preparación, la ejecución y el seguimiento de las decisiones adoptadas por la Sesión, la comisión ejecutiva y el presidente, la preparación y el seguimiento de las labores de las comisiones, el contacto permanente con las FI, los CON y los COJO, y la coordinación de la preparación de todas las ediciones de los Juegos Olímpicos.

Los símbolos

El Movimiento Olímpico se reconoce en todo el mundo gracias a los anillos, la bandera, el lema, el himno, la llama y la antorcha. Como establece la Norma 7.4 de la Carta Olímpica (2013), el conjunto de los derechos sobre todas las propiedades olímpicas “son propiedad exclusiva del COI, incluidos, pero no exclusivamente, los referentes a su uso con fines lucrativos, comerciales o publicitarios. El COI puede ceder una licencia de todos o parte de sus derechos en las condiciones y términos fijados por la comisión ejecutiva del COI”.


Los anillos y la bandera olímpicos
Oficialmente denominada el símbolo olímpico, aunque también se la designa con el nombre de anillos olímpicos, la imagen de los cinco anillos entrelazados “expresa la actividad del Movimiento Olímpico y representa la unión de los cinco continentes y el encuentro de los atletas del mundo en los Juegos Olímpicos”. Los colores de los anillos olímpicos son el azul, el amarillo, el negro, el verde y el rojo.

La bandera olímpica, en cuyo centro figura el símbolo olímpico sobre fondo blanco, fue diseñada por Pierre de Coubertin. La bandera, fabricada en París, se presentó en el Congreso Olímpico de 1914. Ondeó por primera vez en los Juegos Olímpicos de Amberes 1920.

Se suele pensar, aunque erróneamente, que de Coubertin estableció un vínculo entre los colores de los anillos y los continentes. De hecho, los colores que eligió para los anillos y el fondo blanco de la bandera olímpica eran sencillamente los que figuraban en las banderas nacionales de la época y no las seleccionó para que correspondieran específicamente a ningún continente.

El lema olímpico
El lema olímpico, introducido en 1894, consta de tres palabras en latín: Citius, Altius, Fortius.
Pierre de Coubertin sugirió este lema, que le inspiró su amigo Henri Didon, un dominico y profesor. El lema significa “Más rápido, más alto, más fuerte”.

El himno olímpico
El himno, con música de Spiros Samaras y letra de Kostis Palamas, se compuso para los Juegos de la I Olimpiada, que se celebraron en Atenas en 1896.

Más tarde, el himno fue sustituido por otros especialmente encargados por los organizadores de los Juegos para las ceremonias olímpicas posteriores.

En 1954, el COI organizó un concurso internacional para seleccionar un himno permanente para los Juegos. El ganador fue Michael Spisak, que compuso la música para la letra de Pindar. Este himno sonó en los Juegos Olímpicos de 1956, pero el compositor exigió una remuneración tan elevada que el COI decidió no volver a utilizarlo.

En 1958, en la Sesión del COI en Tokio, se interpretó el himno original de Samaras y Palamas. Tuvo tanto éxito entre los miembros del COI que se tomó la decisión unánime de adoptarlo como himno olímpico oficial. En 1960, se volvió a tocar el himno en los Juegos, concretamente para la VIII edición de los Juegos Olímpicos de Invierno. Desde entonces, suena en todas las ediciones de los Juegos de Invierno y Verano.

“Espíritu inmortal de la antigüedad,
Padre de lo verdadero, lo hermoso y lo bueno,
Desciende, preséntate, derrámanos tu luz
sobre esta tierra y bajo este cielo.
En la carrera y la lucha y el peso.
Dad vida y vivacidad a estos nobles juegos.
Arrojad guirnaldas de flores que no palidecen,
Y dad al cuerpo la fuerza del acero y la dignidad.
En tus llanuras, montañas y mares brillan
En un matiz roseo y forman un enorme templo
en el que todas las naciones se reúnen
para adorarte. ¡Oh, espíritu inmortal de la antigüedad!”.

La llama y las antorchas olímpicas
La llama olímpica se enciende en Olimpia (Grecia) bajo la autoridad del COI. Aunque en los Juegos de Ámsterdam 1928 se utilizó un fuego simbólico, la historia moderna de la llama olímpica debuta con una sugerencia de Carl Diem, secretario general del Comité Organizador de los Juegos de la XI Olimpiada. Inspirado por las carreras con antorchas que se organizaban en la Antigua Grecia, Diem propuso, para los Juegos de Verano de 1936, que se encendiera una llama en Olimpia y que se transportara hasta Berlín en lo que sería el primer relevo de la llama olímpica.

Este hecho marcó el comienzo de algo que hoy se ha convertido en una tradición olímpica. La historia de la llama olímpica en los Juegos de Invierno es un poco diferente. Al igual que en los Juegos de Verano, al principio se utilizó un fuego simbólico, aunque no antes de Garmisch-Partenkirchen 1936. A pesar de que el primer relevo de la llama olímpica de invierno se organizó para los Juegos de Oslo 1952, no se encendió una llama olímpica en Olimpia para los Juegos de Invierno hasta 1964. Antes de esa fecha, se encendió una llama “nórdica”, en 1952 y 1960, en la chimenea del chalet de Sondre Norheim, gran figura del esquí noruego. La llama para los Juegos Olímpicos de Invierno de 1956 se encendió en Roma. Con el tiempo, se han ido creando antorchas para transportar la llama en cada edición de los Juegos y el relevo que la lleva de Olimpia hasta la ciudad sede se ha convertido en uno de los acontecimientos más simbólicos de los Juegos.

Los presidentes del COI y la sede del COI

El presidente representa al COI y dirige todas sus actividades. Es elegido por la Sesión, mediante voto secreto. La duración de su mandato, que antaño era ilimitada, es, desde el 12 de diciembre de 1999, de ocho años y se puede renovar una vez por un periodo de cuatro años. La Norma 20 de la Carta Olímpica define el papel del presidente, en particular su función de representación.

Thomas Bach, presidente del COI desde el 10 de septiembre de 2013
Thomas Bach nació el 29 de diciembre de 1953 en Wurzburgo (Alemania). Casado, este abogado de profesión destacó tanto dentro como fuera de la competición. Fue campeón olímpico de esgrima (florete por equipos) en los Juegos de la XXI Olimpiada de 1976 en Montreal y, en 2006, fue nombrado presidente fundador del Comité Olímpico Alemán (DOSB). Thomas Bach asistió al XI Congreso Olímpico de 1981 en Baden-Baden en calidad de representante de los atletas. También fue uno de los miembros fundadores de la comisión de atletas del COI. En 1991, se convirtió en miembro del COI y, en 1996, en vocal de la comisión ejecutiva. Fue vicepresidente del COI durante más de 10 años y presidió varias comisiones.

El 10 de septiembre de 2013, Thomas Bach se convirtió en el noveno presidente del COI.

Jacques Rogge, presidente del COI desde 2001 hasta 2013
Jacques Rogge nació el 2 de mayo de 1942 en Gante (Bélgica). Está casado y tiene dos hijos. Es cirujano ortopedista de profesión. Durante su carrera deportiva, participó en las competiciones de vela de tres ediciones consecutivas de los Juegos Olímpicos (México 1968, Múnich 1972 y Montreal 1976). También practicó el rugby y fue seleccionado por el equipo nacional. Jacques Rogge fue presidente del Comité Olímpico e Interfederal Belga entre 1989 y 1992. En 1989, se convirtió en presidente de los Comités Olímpicos Europeos. Fue elegido miembro del COI en 1991 y vocal de la comisión ejecutiva en 1998. El 16 de julio de 2001 asumió la presidencia del COI.

Juan Antonio Samaranch, presidente del COI desde 1980 hasta 2001
El séptimo presidente del COI, Juan Antonio Samaranch, nació en Barcelona el 17 de julio de 1920 en una familia de la alta burguesía catalana. Industrial y presidente de la Diputación de su provincia natal, su ascensión hacia la cumbre del Movimiento Olímpico comenzó por el inhabitual camino del patinaje sobre ruedas, deporte en el que condujo al equipo español a la victoria mundial. Fue elegido miembro del COI en 1966 y jefe de protocolo en 1968. Muy pronto, sus competencias de trabajador infatigable se pusieron al servicio de varias comisiones. En 1970 se convirtió en vocal de la comisión ejecutiva y fue vicepresidente del COI entre 1974 y 1978. En 1977, España reanudó sus relaciones diplomáticas con la URSS y Juan Antonio Samaranch fue nombrado embajador en Moscú (1977-1980). Volvió a la comisión ejecutiva en 1979 como jefe de protocolo. El 16 de julio de 1980 fue elegido presidente del COI en la primera ronda de votaciones. Sucedió en el cargo a Lord Killanin, cuyo mandato terminó con la extinción de la llama olímpica el 3 de agosto de 1980. Desde que asumió el cargo, se esforzó por dar una nueva orientación al Movimiento Olímpico, muy afectado por las dificultades políticas de la XXII Olimpiada, e inició un largo periplo por todo el mundo a fin de establecer numerosos contactos con jefes de Estado y dirigentes deportivos con el objetivo de defender la causa olímpica. Obtuvo para el COI la condición de organización internacional no gubernamental y revisó el modo de financiación (derechos televisivos, programas de patrocinio). Encargó la construcción del Museo Olímpico en Lausana (1993). En diciembre de 1998 el COI se enfrentó a una crisis provocada por el abuso de confianza de algunos miembros y, como consecuencia, en 1999 reformó considerablemente la estructura de la organización. Su mandato finalizó el 16 de julio de 2001 en Moscú, donde fue elegido presidente de honor. Samaranch falleció el 21 de abril de 2010.

Lord Killanin, presidente del COI desde 1972 hasta 1980
Lord Killanin nació el 30 de julio de 1914 en Londres (Inglaterra). Durante su juventud en Eton y, posteriormente, en el Magdalene College en Cambridge, fue un deportista consumado que participó en pruebas deportivas de boxeo, remo e hípica. Fue asimismo un célebre periodista de Fleet Street y escribió para prestigiosos diarios y revistas. Como tal, desde los 22 años había conocido un gran éxito, en particular por su trabajo como corresponsal de guerra en China. Se enroló voluntariamente en el Ejército británico durante toda la II Guerra Mundial y participó en el desembarco de los aliados en Normandía. En 1952, dos años después de asumir la presidencia del Olympic Council of Ireland, se convirtió en miembro del COI.

Aunque no disponía de una fortuna personal y no abandonó nunca sus ideas, pasiones y labores de dirigente, consiguió construir, con el tiempo, una vida familiar acomodada y ejerció de director y miembro del consejo de administración de varias empresas. Fue también productor cinematográfico y el asesor principal para numerosos largometrajes. Entre ellos, podemos citar El hombre tranquilo para el que trabajó con su gran amigo John Ford. Durante ocho años, asumió la presidencia del COI en una época extremadamente difícil y fue nombrado, por unanimidad, presidente de honor vitalicio. Lord Killanin falleció en abril de 1999.

Avery Brundage, presidente del COI desde 1952 hasta 1972
El estadounidense Avery Brundage nació en Detroit, en Michigan, el 28 de septiembre de 1887. Cursó brillantemente sus estudios en la Universidad de Illinois, donde consiguió el título de Ingeniería Civil en 1909. Además de sus estudios, también destacó por sus proezas deportivas. Aunque no abandonó su carrera deportiva, entró en el mundo de los negocios y, en 1915, fundó la Avery Brundage Company Builders' (1915-1947), que construyó numerosos edificios y rascacielos en Chicago y sus alrededores. Representó a su país en los Juegos de la V Olimpiada de Estocolmo 1912 y fue tres veces campeón amateur de Estados Unidos en “all around”, una especialidad similar al decatlón que se celebra en un mismo día. Al término de su carrera deportiva, se consagró a la administración deportiva. Fue, entre otros, presidente de la Unión Atlética Amateur de Estados Unidos (siete mandatos), presidente del CON estadounidense durante 25 años (1929-1953) y presidente de la Organización Deportiva Panamericana (ODEPA). En 1936 fue elegido miembro del COI, donde pasó a ocupar la vicepresidencia en 1945 y la presidencia en 1952. En 1972 fue nombrado presidente de honor vitalicio. Gran defensor del amateurismo, escribió numerosos artículos sobre el deporte amateur y el Movimiento Olímpico. En sus numerosos viajes por todo el planeta, Avery Brundage recopiló una de las colecciones más hermosas e importantes de arte asiático del mundo.

Está estimada en 50 millones de dólares y fue donada a la población de San Francisco, que construyó un museo para albergarla en el famoso parque Golden Gate. A lo largo de los años, Avery Brundage recibió numerosas condecoraciones y recompensas de diversos países, ciudades y organizaciones que deseaban agradecerle su labor. Murió el 8 de mayo de 1975 en Garmisch-Partenkirchen (Alemania).

J. Sigfrid Edström, presidente del COI desde 1946 hasta 1952
Sigfrid Edström nació el 21 de noviembre de 1870 y fue una de las figuras más conocidas de su tiempo en el ámbito deportivo. Durante su época de estudiante en Gotemburgo, Edström practicó el atletismo y corría los 100 m en 11 segundos. Tras estudiar varios años en el Polytechnicum de Zúrich, empezó a asumir importantes responsabilidades en el movimiento deportivo sueco. En el plano internacional, fue uno de los organizadores de los Juegos Olímpicos de Estocolmo 1912 y participó en los Juegos de 1908, 1920, 1924, 1928, 1932 y 1936 como jefe de la delegación sueca. En los Juegos de 1912 tomó la iniciativa de fundar la Federación Internacional de Atletismo Amateur, de la que fue el primer presidente (1913-1946). En 1920 fue elegido miembro del COI en Suecia. Un año después, se convirtió en vocal de la comisión ejecutiva del COI y, después, en vicepresidente (1931-1946). Luego, en 1942, se puso al frente del COI tras el fallecimiento de su entonces presidente, el conde de Baillet-Latour. Durante las hostilidades de la II Guerra Mundial, y al vivir en un país neutral, consiguió mantener el contacto con los miembros del COI y, en 1945, reunió a la primera comisión ejecutiva posterior a la guerra. Esta aceptó la invitación de Londres y le concedió la celebración de la XIV Olimpiada. En 1946 se celebró, en Lausana, la primera Sesión del COI tras la guerra y en ella se le eligió presidente por unanimidad. Se retiró en 1952, a los 82 años de edad, con el título de presidente de honor vitalicio del COI.

Henri de Baillet-Latour, presidente del COI desde 1925 hasta 1942
El conde Henri de Baillet-Latour nació el 1 de marzo de 1876 y fue elegido miembro del COI en 1903. Un año después, fundó el Comité Olímpico Belga, que organizó la participación de Bélgica en los Juegos de 1908 y 1912. Tras la I Guerra Mundial, el conde de Baillet-Latour consiguió llevar los Juegos de la VII Olimpiada a Amberes. Aunque solo disponía de un año para organizar el acontecimiento, y a pesar de los sufrimientos que había padecido Bélgica durante la guerra, el conde de Baillet-Latour asumió todas las responsabilidades y tomó las riendas de este inmenso proyecto con una energía inagotable. Las capacidades que había mostrado, entre otros, en los Juegos de Amberes animaron a los miembros del COI a votarle presidente cuando, en 1925, el fundador de los Juegos Olímpicos presentó su dimisión. Durante los 17 años de su presidencia, el conde de Baillet-Latour no dejó nunca de defender los ideales y objetivos del Movimiento Olímpico. Trabajó arduamente para proteger al deporte de cualquier tipo de comercialización y para que mantuviera su nobleza, belleza y razón de ser. Siempre intentó formarse su propia opinión sobre las cuestiones difíciles y, para ello, realizó largos viajes por todo el mundo. Determinado, aunque diplomático, presidió el Comité Olímpico Internacional con una gran distinción. Falleció en la noche del 6 al 7 de enero de 1942. Este digno sucesor del barón de Coubertin nos dejará el recuerdo de un carácter noble y un hombre entregado a la causa olímpica.

Pierre de Coubertin, presidente del COI desde 1896 hasta 1925
Pierre de Frédy, barón de Coubertin, nació el 1 de enero de 1863 en la calle Oudinot nº 20 en París. Muy pronto, demostró tener inclinación por las Letras, la Historia, la Pedagogía y la Sociología. Renunció a la carrera militar y a la brillante carrera política que se le ofrecía y, con 24 años, decidió iniciar un importante movimiento de reforma pedagógica. Un año después puso en marcha su proyecto. A él le debemos la organización de los Juegos Olímpicos, que se beneficiaron de su espíritu metódico y preciso, de sus aspiraciones y de su comprensión de la importancia de la juventud. También son obra suya la Carta Olímpica, el protocolo olímpico y el juramento de los atletas. Y lo mismo ocurre con las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos. Además, hasta 1925, presidió personalmente el COI. En 1925 fue nombrado presidente de honor de los Juegos Olímpicos, título que conservó hasta su muerte. Se estableció que ninguna otra persona podría recibir esta distinción. La renovación de los Juegos Olímpicos es una ínfima parte de la obra del barón de Coubertin. Además de numerosas publicaciones sobre la técnica y la enseñanza del deporte, también es el autor de importantes estudios históricos, políticos y sociológicos. En total, su obra llena más de 60 000 páginas. Murió en Ginebra (Suiza) el 2 de septiembre de 1937, tras haber gastado su fortuna persiguiendo su ideal. Está considerado uno de los grandes hombres del siglo XX. Respetando su última voluntad, su corazón reposa en Olimpia (Grecia), en la estela de mármol que conmemora la renovación de los Juegos Olímpicos.

Demetrius Vikelas, presidente del COI desde 1894 hasta 1896
El primer presidente del COI fue griego. Nació en Ermoupolis, en la isla de Siros en las Cícladas, el 15 de febrero de 1835. Según el reglamento redactado por Pierre de Coubertin, el presidente del COI debía proceder del país donde se fueran a celebrar los próximos Juegos. Vikelas fue presidente desde 1894 hasta 1896. No tenía ninguna relación especial con el deporte cuando llegó de Grecia para asistir al Congreso de 1894 en París con la responsabilidad de representar al Club Panhelénico de Gimnasia. La idea inicial era celebrar los I Juegos en París en 1900, pero Vikelas consiguió persuadir al COI de que los celebraran en Atenas en mayo de 1896. Hizo gala de un ardor y una perseverancia sin igual para convencer a sus conciudadanos y a su Gobierno de que prestaran apoyo a este ambicioso proyecto. Al final, sus esfuerzos se vieron recompensados. Vikelas era un ferviente patriota que amaba apasionadamente a su país. Tras clausurar los primeros Juegos, se entregó al desarrollo de la educación popular, algo, según él, muy necesario en Grecia. Su erudición, a la que debemos una sabia obra sobre la Grecia bizantina y moderna, iba de la mano de una imaginación desbordante y fantasiosa, que le inspiró Louki Laras y los Cuentos del Mar Egeo. Murió en Atenas el 20 de julio de 1908.

La sede del COI
La elección de Lausana: Pierre de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos modernos y, por aquel entonces, presidente del COI, está en el origen de la decisión de establecer la sede del COI en Lausana, en 1915. En los difíciles tiempos de la I Guerra Mundial, estaba convencido de que el COI necesitaba una estabilidad administrativa. Ya entonces, Coubertin conocía Suiza y Lausana, un país y una ciudad que apreciaba. Lausana le parecía el lugar perfecto para establecer la sede administrativa del Olimpismo. El 10 de abril de 1915 en el Ayuntamiento de Lausana, se celebró la sesión por la que se decidió que el COI se ubicaría en dicha ciudad. Desde entonces, el COI ha ocupado locales situados en el centro de la ciudad, primero en el Casino de Montbenon y, en 1922, la Villa Mon-Repos. En 1968, la sede del COI se estableció al borde del lago, en el Château de Vidy.